ARMAND MATTELART 1936-2025: HOMENAJE PÓSTUMO.
“La comunicación no es un espejo de la realidad, sino un campo de batalla donde se decide qué realidad merece ser contada.”

Armand Mattelart, nacido en Bélgica en
1936, es una de las figuras intelectuales más influyentes dentro del
pensamiento crítico latinoamericano en el campo de la comunicación. Su
trayectoria se entrelaza con los grandes procesos políticos y culturales de
América Latina durante la segunda mitad del siglo XX, especialmente en Chile,
país que marcó profundamente su obra y desde donde desarrolló un pensamiento
que trascendió las fronteras nacionales para cuestionar los sistemas de poder
que se esconden detrás de los medios y de la cultura de masas. Su mirada
crítica, sociológica y profundamente comprometida con las transformaciones
sociales convirtió sus aportaciones en un referente imprescindible para
comprender la comunicación como fenómeno político, ideológico y estructural.

La vida intelectual de Mattelart no puede entenderse sin el contexto histórico de los años sesenta y setenta, cuando América Latina era un hervidero de ideas revolucionarias y de proyectos emancipadores. Ingeniero de formación y doctor en demografía, Mattelart llegó a Chile en 1962 como parte de un programa de cooperación internacional, pero pronto se vinculó con el pensamiento de izquierda y con la Universidad Católica, donde desarrolló un trabajo de investigación que le llevó a estudiar la influencia de los medios de comunicación en la cultura popular. Durante el gobierno de Salvador Allende, colaboró en el proyecto de comunicación de la Unidad Popular y se consolidó como un crítico del imperialismo cultural y de la dominación mediática ejercida por los grandes conglomerados internacionales, particularmente por Estados Unidos. Tras el golpe de Estado de 1973, Mattelart se exilió en Francia, donde continuó su labor intelectual sin abandonar su compromiso con los ideales latinoamericanos de justicia y soberanía comunicacional.

Su obra se caracteriza por una mirada
estructural y dialéctica que entiende la comunicación no como un simple proceso
de transmisión de mensajes, sino como un campo de disputa ideológica donde se
reproducen las relaciones de poder. En textos como Para leer al Pato Donald
(1971), escrito junto a Ariel Dorfman, Mattelart deconstruyó los mecanismos
simbólicos del imperialismo cultural, analizando cómo los productos
aparentemente inocentes de la cultura popular —en este caso, los cómics de
Disney— reproducen valores, estereotipos y visiones del mundo que legitiman el
dominio económico y político del capitalismo. Este libro se convirtió en una
obra fundacional de la comunicación crítica latinoamericana y un ejemplo de
análisis semiótico-político aplicado a los medios.

Asimismo, a lo largo de su carrera,
Mattelart desarrolló una reflexión amplia sobre la internacionalización de la
comunicación, la concentración mediática y la globalización cultural. En obras
como La comunicación-mundo o Historia de las teorías de la
comunicación, realizó un recorrido histórico y conceptual que mostró cómo
los medios y las tecnologías han sido parte de un entramado de poder global, en
el que la información se convierte en mercancía y la cultura en instrumento de
control. Su pensamiento siempre mantuvo una profunda vocación
interdisciplinaria, integrando la sociología, la economía política, la historia
y la teoría crítica, lo que le permitió formular una visión totalizadora de la
comunicación como fenómeno histórico y político.
Por otro lado, el legado de Armand
Mattelart radica en haber construido una teoría crítica de la comunicación
desde y para América Latina, aunque su influencia sea hoy universal. Su postura
desafió las visiones funcionalistas y tecnocráticas de la comunicación que
dominaban las academias de los países centrales, proponiendo en cambio un
enfoque emancipador, capaz de revelar las estructuras de dominación detrás de
los discursos mediáticos. Su obra contribuyó a consolidar la llamada Escuela
Latinoamericana de Comunicación, una corriente de pensamiento que apostó por la
soberanía cultural, la democratización de los medios y el análisis político del
discurso.

En la actualidad, su pensamiento conserva una vigencia indiscutible frente a los desafíos de las plataformas digitales, las redes globales de información y las nuevas formas de colonización simbólica. La mirada de Mattelart nos invita a comprender que la comunicación no es neutral, que toda tecnología responde a un modelo de poder y que los medios, lejos de ser simples intermediarios, son actores políticos capaces de modelar conciencias y reforzar hegemonías. Su legado intelectual, marcado por la coherencia ética y la profundidad crítica, sigue siendo una guía para quienes conciben la comunicación como un espacio de resistencia, análisis y transformación social.

En resumen, Armand Mattelart no solo fue
un investigador de los medios, sino un pensador comprometido con la
emancipación cultural de los pueblos. Su vida y su obra son testimonio de que
la comunicación, cuando se estudia desde una perspectiva crítica y humanista, puede
convertirse en una herramienta de liberación frente a las estructuras que
buscan uniformar el pensamiento y domesticar la imaginación colectiva. Su
nombre, por tanto, ocupa un lugar fundamental en la historia del pensamiento
comunicacional contemporáneo, no solo por sus aportes teóricos, sino por su
inquebrantable convicción de que otro mundo —y otra comunicación— son posibles. Descanse en paz maestro.
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