HECHIZOS, MONSTRUOS Y SANGRE ADOLESCENTE: EL NUEVO ROSTRO DEL TERROR JUVENIL

 

“Hechizos, monstruos y sangre adolescente: el nuevo rostro del terror juvenil”.

En los últimos años, el terror juvenil ha encontrado en las plataformas de streaming un espacio fértil para reinventarse. Series como Las Escalofriantes Aventuras de Sabrina, Stranger Things y la trilogía La Calle del Terror (Fear Street) han recuperado el gusto por el miedo, pero con un toque contemporáneo, donde los monstruos ya no solo habitan en las sombras, sino también en las angustias y dilemas propios de la adolescencia. Estas producciones no solo entretienen, sino que funcionan como un espejo de las inquietudes de toda una generación.

Las Escalofriantes Aventuras de Sabrina (Chilling Adventures of Sabrina) se estrenó en 2018 bajo la producción de Netflix y Warner Bros. Television, creada por Roberto Aguirre-Sacasa, también responsable de Riverdale. Inspirada en los cómics del mismo nombre publicados por Archie Horror, la serie nos presenta a Sabrina Spellman, interpretada por Kiernan Shipka, una joven mitad humana y mitad bruja que debe decidir entre el mundo mortal y el oscuro. A lo largo de sus cuatro temporadas, la serie mezcla el coming-of-age con el ocultismo, el feminismo y el empoderamiento juvenil. Sabrina no teme enfrentarse a Satán ni a las jerarquías patriarcales del aquelarre, convirtiéndose en una figura de rebeldía adolescente frente a la tradición. Con un tono gótico y una estética que recuerda a los 70, la serie habla tanto del poder de decidir quién eres como del precio de hacerlo.

Por su parte, Stranger Things es quizá el fenómeno más icónico del terror juvenil contemporáneo. Creada por los hermanos Duffer y estrenada por Netflix en 2016, la serie se convirtió en un fenómeno cultural inmediato. Ambientada en los años ochenta, sigue a un grupo de niños en el pequeño pueblo de Hawkins, Indiana, donde la desaparición de uno de ellos desata una serie de eventos sobrenaturales ligados a un laboratorio secreto y a una dimensión paralela: el Upside Down. Con un reparto encabezado por Millie Bobby Brown (Eleven), Finn Wolfhard, Gaten Matarazzo y Winona Ryder, la serie combina el terror con la nostalgia por el cine de Spielberg y las novelas de Stephen King. Stranger Things ha tenido cuatro temporadas y se espera su cierre en la quinta, manteniendo una coherencia emocional que conecta el miedo a lo desconocido con el miedo a crecer, perder o ser diferente. En su núcleo, la serie es una oda a la amistad y la resistencia juvenil ante un mundo que a menudo no entiende a los que son distintos.

En 2021, Netflix apostó por revivir el espíritu del slasher con La Calle del Terror (Fear Street), una trilogía dirigida por Leigh Janiak y basada en los libros de R. L. Stine, el mismo autor de Escalofríos. Aunque se presenta como una saga cinematográfica, su formato por entregas y su narrativa coral la acercan más a una serie. La primera parte, 1994, inicia una historia que viaja hacia atrás en el tiempo, siguiendo a un grupo de adolescentes que descubren que su pueblo, Shadyside, está maldito desde hace siglos. Con una estética que homenajea el terror adolescente de los noventa —como Scream o Sé lo que hiciste el verano pasado—, la película equilibra el horror sangriento con la representación diversa: personajes LGBTQ+, protagonistas femeninas fuertes y una lectura crítica sobre la violencia estructural y la marginación. Fear Street no solo es una carta de amor al terror clásico, sino una actualización del género para una generación más consciente y plural.

Si algo une a Sabrina, los chicos de Hawkins y los adolescentes de Shadyside es la forma en que el terror se convierte en una metáfora de la juventud misma. Los demonios, monstruos y maldiciones que enfrentan son proyecciones de miedos reales: la identidad, la pertenencia, el amor, el abuso, la soledad. En un mundo saturado de incertidumbre, estas historias ofrecen una vía de escape, pero también un lenguaje simbólico para entender la ansiedad moderna. El terror juvenil, lejos de ser un simple entretenimiento, se erige como un discurso sobre la resistencia, el descubrimiento y la búsqueda de sentido. Quizá por eso estas series y películas conectan tanto: porque detrás de cada susto, lo que realmente asusta es crecer.

 

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